Primer
año de Bachillerato
Recuerdo con cariño mi primera clase de Literatura. Tenía quince
años en ese entonces y mi cerebro producía conexiones deseosas de
aprendizaje. La maestra, una mujer voluminosa pero con sonrisa
alegre ingresó al salón y, antes de presentarse, de su boca
floreció el siguiente fragmento de una Égloga Trágica de Gonzalo
Zaldumbide “Volvía de
muy lejos, al cabo de largos años de ausencia, y mayores distancias
y de olvido. Al trote de mi caballo, que reconociendo el camino
polvoroso apresuraba ya el regreso a la querencia, muertas memorias
resucitaban, y me seguían en leve tropel de acompañamiento”.
Fue sin duda, al escuchar la entonación de esas palabras
las que me atraparon en un mundo de metáforas y prosa poética. Ese
año propuse darle forma a mi ingenio y levantar la pluma para crear
comparaciones, prosopopeyas junto a unas cuantas anáforas,
hipèrboles imponentes.
Considero que un impacto auditivo de esa naturaleza reafirmó mi
gusto por la lectura. Ya no fue solamente “Platero y yo”, obra de
Juan Ramón Jiménez con la cual gané mi primer concurso de Libro
Leído, ya no estaban las novelas policíacas, carentes de recursos
estilísticos y que tanto gusto me daba leer entre los doce y trece
años. Ahora, mi mente abría el paso a otros autores, otras
creaciones nutridas con una gama colorida de expresiones hermosas.
En mi primer día de clases, comprendí que para aprender Literatura
no es indispensable dominar el contenido conceptual, sino compartir
el profundo deseo de leer, declamar, vivir y gozar cada obra. Tres
años más tarde, al iniciar mi carrera docente, imité el ejemplo de
mi profesora de Literatura y cada año inicio mi presentación con un
texto literario diferente.
Con respecto al programa de Lengua y Literatura del Primer año BGU,
los maestros debemos nutrirnos con el documento que ofrece el
Ministerio de Educación(Mineduc. 2011). El acceso a este documento
es libre, por cuanto se encuentra colgado el el portal del Ministerio
de Educación. De igual manera, junto a los Lineamientos Curriculares
se encuentra otro archivo de uso para el docente como un instrumento
de apoyo áulico.
En la página # 3 del documento, se encuentra condensado el enfoque
pedagógico y la importancia de la asignatura. En el tercer párrafo
de este documento, se puede leer “...se ha considerado la
enseñanza de la Literatura desde sus aspectos artísticos,
privilegiando el goce estético y desde la reflexión crítica...”
(Mineduc. 2011, página 3). Si el docente no asimila la trascendencia
de este enunciado, no le dará vida a la Literatura y volveremos a
caer en la letra muerta. Es importante privilegiar el goce estético
para que la pasión que los adolescentes a los quince años
experimentan se pueda plasmar el el regocijo de leer y componer
textos artísticos. Pero no solo en gozar una obra se debe estancar
la Literatura, una vez que los estudiantes disfrutaron la obra, es
hora de comentarla, pero no con aseveraciones simples; debemos
provocar en ellos la producción y sustentación de argumentos
serios, elaborados con las respectivas precisiones idiomáticas de
quienes en un futuro no muy lejano serán profesionales.
El mismo texto asevera también “...resulta importante comprender y
producir textos literarios y no literarios” (Mineduc. 2011, página
3). Una de las dificultades con las cuales debemos convivir y
transformar es la jerga juvenil. En facebook, hace dos días una
estudiante me escribió “Yap prof, mañana le nvio l dbr, ok”.
Los jóvenes son grandes productores de abreviaturas no reconocidas
por la RAE, sin embargo, en la estructuración de textos literarios y
no literarios no podemos consentir este tipo de expresiones. Es
penoso saber que algunos docentes solo cuentan las páginas e imponen
una calificación sin considerar ortografía, sintaxis, coherencia,
cohesión, fuerza argumentativa, etc. Ahora estamos obligados como
maestros a leer, no solo las obras literarias, sino también y con
mucho detenimiento, todo cuanto nuestros estudiantes escriben.
Un aspecto más, en la misma página 3 el texto reza: “La formación
del estudiante debe apuntar al desarrollo de la lectura literaria
como una actividad cotidiana y placentera, que al mismo tiempo sea
fuente de conocimientos, sensibilidad artística y criticidad
sociocultural” (Mineduc. 2011). ¡Qué bueno!, la lectura dejará
de ser algo tedioso y pasará a convertirse en el alimento diario del
alma. No hay nada más grato que aprender mientras disfrutamos cuanto
a nuestra vida incorporamos.
He referido unas reflexiones simples alusivas a la página 3 de los
Lineamientos Curriculares del BGU en cuanto al programa de Lengua y
Literatura. Ahora nos queda asumir como maestros un compromiso serio
para disfrutar y hacer disfrutar nuestro trabajo.
El verdadero apostolado se sustenta en el amor. Amemos nuestro trabajo.
Pedro Fernando Tubay
26 de Septiembre de 2012
En la foto a mi izquierda, Miguel Briones Salinas, un maestro que forma con amor y firmeza. Graciela Cortez, una maestra con mucha trayectoria y experiencia. A mi derecha, Luis Cáceres, un gran amigo. Luis me enseñó que la Literatura no se debe sustentar únicamente en el goce estético, sino también en la crítica sana y productiva, en la sustentación de ideas y todo cuanto se puede logar apoderándose sabiamente de las palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario